12 September, 2009

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Una  bola de rabia, dolor y tristeza me recorre por dentro. Sube lentamente hasta mi garganta y golpea mi amígdala hasta que me hace llorar y la noto caer rodando hasta mi estómago. Cada vez es más grande y cada vez más pesada. Cada vez más lágrimas. Cada vez un golpe más fuerte.

Otra despedida antes de tiempo. Es la tercera de este año. Repentina. Injusta. Dolorosa. Hace unos días compartimos unos minutos de risas. Nada hacía pensar lo que se avecinaba. Nada hacía pensar que los dados estaban mal trucados y que la partida estaba perdida de antemano.

Lo recordaré por su eterna sonrisa. Eterna.

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