12 May, 2008

ESCRITOR DE CAFÉ

El responsable de zona era un tipo seco. Eso cuando no había problemas. Como todos los días que los visitaba pidió un café y procedió con su inspección del local, alternando instrucciones y preguntas.

-Este cuadro está torcido. -¿Os falta algo? -Hay que limpiar esta moldura, tiene polvo. -¿Cómo vaís de propinas? -Os he traído un par de variedades de té nuevas. Y vasos y balletas... -¿quién ha escrito esta pizarra?.

Se quedó helado unas décimas de segundo pero en seguida levantó la mirada del trozo de barra que estaba limpiando con un trapo. Los restos de la tanda de las 9.

Aterrorizado leyó el menú de cafés e infusiones en busca de alguna falta de ortografía. Tan solo había algún acento mal puesto.

-Yo.

-¿y se puede saber dónde has aprendido a escribir con esa letra de niña? ¿ibas a un colegio de monjas?

No respondió. No comprendía las preguntas. El otro probaba ahora los taburetes de la barra que estaría desierta hasta las 10. Comprobaba que ninguno de los taburetes tuviera ese desagradable balanceo que tienen a veces los taburetes giratorios. Después revisó los servilleteros de las mesas y los arqueos de caja. Solo entonces se acercó a su café y dió un sorbo.

-Está frío. - siempre decía lo mismo. -Hasta la semana que viene.

Y se fue, como siempre pretendiendo estar muy ocupado, aunque, todos sabían que su jornada había terminado.

Unos días más tarde, uno de sus compañeros le avisó de que le llamaba la de Personal. En aquella empresa no había un departamento de Recursos Humanos, estaba la de Personal. Se acercó al teléfono y le pasaron el auricular con un estremecedor "la has cagado chaval". Sin embargo, al otro lado de teléfono tan solo le preguntaron:

-¿Te interesaría ser escritor?

El corazón le dió un vuelco. De más joven, cuando hacía campana en el instituto, solía refugiarse en una cafetería cercana. Cuando no había nadie con quien echar un futbolín, empezaba novelas de ciencia ficción en servilletas de papel. Siempre se las guardaba en el bolsillo de los vaqueros con la intención de acabarlas algún día, pero esto nunca ocurrió. Quizá por que invariablemente todas acabaron en la lavadora, su madre nunca consiguió que él o su padre vaciaran los bolsillos, y ella nunca pudo entretenerse en ello.

-Si.

-Pués pásate por aquí mañana.

Imaginó que los del marketing de la cadena de cafeterías se traerían algo entre manos. Quizás en lugar de la prensa diaria hubieran decidido crear su propia revista. El podría escribir pequeños relatos que intercalarían con anuncios del Te de Uva Roja o del Capuccino Vienés. Pequeños relatos, anécdotas de los clientes, artículos acerca de la historia y el cultivo del café. Últimamente se oían muchas críticas contra las prácticas del comercio (insolidario) del café y quizá querrían hacer un lavado de imagen.

Durante el resto del día se fijó en los clientes de un modo distinto. No trató de recordar su consumición habitual como solía hacer. Los vió a todos como protagonistas de una historia que él tenía que escribir. Se le ocurriría un final feliz para esa que por las mañanas parecía entristecerse con cada sorbo de café hasta que cerraba el diario con un suspiro y se iba al trabajo. Se le ocurrió un castigo travieso para el de la gabardina, que, en todos los años que hacía que se tomaba el café allí, no había dejado ni un céntimo de propina, ni siquiera había dicho nunca buenos días. Aquella noche el café le quitó el sueño.

Llegó a las oficinas temprano. No se había afeitado y se había vestido con sus mejores galas bohemias. Se trataba de parecer un escritor de café, pero nada más verle, la de personal lo miró de arriba abajo sin ocultar un gesto de reprobación. Él se pasó la mano por la mejilla, pinchaba. Quizás parecía más de taberna que de café.

-Acompáñame.

La siguió hasta el almacén. Había 4 pilas de pizarras, Por lo menos había 100. Cerca había una mesa con un teléfono y un puñado de tizas que no le gustó. La de personal llamó por el teléfono.

-¿me traes eso?

Una chica apareció corriendo con un papel en la mano.

-Se tratará de cambiar las pizarras de todas las cafeterías una vez por semana. En realidad diremos lo mismo pero con nombres distintos cada vez. Y una oferta de la semana. Ésta es la lista y ésta la oferta de la semana que viene. La copiarás en cada pizarra, sin faltas y con buena letra. Los viernes las repartirás con la furgoneta y recogerás las de la semana anterior.

Por un momento el suelo pareció temblar. Luego, pensó que era una forma como otra de cumplir su viejo sueño. Después de todo, sus historias siempre le parecieron poco originales y repetitivas. Como los menús.

20 comments:

Carlota said...

Ironías de la vida... me da rabia que él en cierta forma deja que se pierda su sueño. Un beso, Esa.

Luna Carmesi said...

Y un dia la hija de aquel editor se sentara aburrida y pedira un cafe... Dirigira su mirada a aquellos carteles.
Tras dos livianos sorbos preguntará; ¿quién hace esa maravilla?...
Pero eso será otra historia...

;-)

eSadElBlOg said...

carlota, luna, marchando una de sueño cumplido con hija de editor incluída para el próximo post.

eSadElBlOg said...

carlota, luna, marchando una de sueño cumplido con hija de editor incluída para el próximo post.

Anonymous said...

Cuántos maravillosos sueños dejamos pasar a lo largo de nuestra vida... una lágrima recorre mi mejilla hasta que éstos se desvanecen. MCCM

alfonso said...

Vaya, vaya. En esas me encuentro yo, escribiendo lo mismo en distintas pizarras para hacerme la ilusión de que algún día me llamarán para redactar las páginas amarillas.
---
Muy bien llevado tu relato.

Gwynette said...

Finalmente ese pequeño odioso me dió un poco de ternura...quizás recordar un viejo sueño, pueda ser un motivo para avivarlo..:-)

Besitos

Anonymous said...

Escritor de pizarras de menús... Nunca había pensado que alguien se pudiera dedicar profesionalmente a eso. Pero si existe está fenomenal que alguien haya reparado en ello (abriendo ilusiones laborales, a ver si brilla entre las codiciadas profesiones de futbolista, bombero, actor,... :P).
Muy bien escrito, para variar

Anonymous said...

Me a gustado mucho y si me lo permites, algún día llevaré esta historia a nuestro blog.

Un saludo

chuliMa said...

Santo cielo...de las nubes al infierno en un "ná".

Muy buena la historia, te tiras casi toda haciendote preguntas sobre el protagonista.

Enhorabuena
Shaluditoss maja

Paco Becerro said...

Intrigante...

Y bien resuelta. Bonita historia.

Besos

Pi said...

¿Letra de niña? jeje, y a mí que siempre me ha parecido por lo menos, seamos pedantes, "inquietante" que las letras de todas las pizarras de cafeterías son igualitas... como si las escribiera la misma persona.
Muy chulo tu cuento, muy chulo.

(y gracias por pasarte por mi blog, reina)

Arcángel Mirón said...

No recuerdo quién dijo que "la sabiduría suprema es tener sueños lo suficientemente grandes como para no perderlos de vista mientras se los persigue".

Sese said...

Tango mala letra y a menudo me quedo embobado (bueno no tanto) mirando los letreritos de menú, por ejemplo, de pizarras. generalmente son letras bonitas que nunca podré emular.

Un abrazo

Churra said...

Me ha encantado la historia, no me parece triste , por algun lado hay que empezar , cartas de cafeteria ,apostillas de fotos ,blogs.....
Un besazo

Castigadora said...

Me quedé fria como él, no es cumplir su sueño es conformarse. Nada de escribir menús a luchar, y trabajar. Pero sin renunciar a lo que podemos llegar a ser

Un beso

Tristancio said...

Como la vida misma, que al parecer no estamos pa sueños ni ilusiones...

Me ha gustado mucho, aunque mi café de hoy haya tenido un sabor más amargo.

Tu prosa es justo lo que necesita esta historia, precisa, limpia, pero no por eso menos intensa y bella... pues eso, como la vida misma.

(Tendré que imprimir lo que no he alcanzado a leer, para llevarlos en el metro y el autobús, pues siento que me pierdo cosas importantes, ¿puedo?).

Abrazo.-

eSadElBlOg said...

MCCM los sueños no hay que diluirlos, se guradn unos días y vuelven a aparecer...

Ñoco, tu estilo da para algo más que las pags amarillas,pero por favor si se da el caso, a mi no me pongas, que me deprime que únicamente llamen a casa para vender cosas!! Lo último Marina d'Or!!

gwynette :) claro que si! un beso

musaranya, alguien tiene que hacerlo no? ja ja gracias por el a¡comentario.

alfredus, gracias, por mi encantada de que utilices la historia.

chulima, de preguntas salió la historia. Beshitos a ti tambien.

fut. blog. Gracias. me alegro que estes de vuelta

eSadElBlOg said...

pi, pues eso,yo me preguntaba lo mismo, tiene que ser algo así no?un beso

arcángel, yo no conocía la frase, pero voy a hinchar un poco mis sueños para asegurarme ;)

sese, pues nada, este verano unas libretitas de aquellas de caligrafia, ya te veo en el chiringuito con una cervecita y el lápiz staedler...

churra, claro, el tio empieza, creo que la historia no está acabada... :)

casti, tampoco lo tomó como una renuncia, más bien un pequeño rodeo...

eSadElBlOg said...

tristancioo, tus comentario me sorprende y me halaga tanto que subo 2 tallas de ropa de lo hinchadita que me dejas. Me preocupa eso de no estar pa sueños ni ilusiones. Respecto a lo de imprimir, por supuesto que puedes, pero te aviso que cosas importantes...pocas :(
un beso

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