Era una noche fría, pero arropado por las lucecitas azules ni siquiera se dió cuenta. Aún con la cabeza entre las manos se quedó dormido. Tuvo un sueño extraño. Todo era blanco, como se supone que deben ser las Navidades. El no se reconoció en el sueño, apenas un niño flaco con una mirada curiosa bajo un flequillo despeinado.
El niño del sueño andaba en ese mundo blanco en el que no había nada más que el color blanco y él. Andaba y andaba. Si hubiera sido un adulto se hubiera cansado y se hubiera preocupado, entre todo ese blanco no había ninguna referencia que le confirmara que sus pasos eran reales. No se acercaba a nada y no dejaba nada atrás. Pero al niño del sueño todo eso le daba igual y no estaba cansado todavía.. El niño solo miraba atrás de vez en cuando porque todo era tan blanco que le daba miedo manchar algo y que le riñeran.
El niño no llevaba reloj, porque todavía era un niño y no le preocupaba saber cuanto rato llevaba andando, así que de nada servía tratar de soñar que miraba la hora, pero en un momento, que más da cuál, si fue ese en que el soñador de la plaza se pasaba la mano por la nunca, o ese en que se fundió una bombillita azul con un chispazo amarrillo, el niño encontró un cabo suelto. Lo cogió y estiró. Era una guirnalda de lucecitas azules. No se preguntó que hacían allí. Solo estiró. Pesaba. El cable debía estar enredado en un trozo de blanco pensó. Y estiró más fuerte, lo suficiente como para soltar el cable de donde estuviera atrapado. Lo sostuvo en sus manos. Las lucecitas parpadeaban levemente.
Eran lo único que tenía y como era un niño se puso a jugar con ellas. Corrió llevándolas como si fueran una cometa. Corrió tan rápido como pudo y las luces se elevaron. Debió correr en círculos por que las lucecitas formaron una espiral encima de él. Siguió corriendo, más y más deprisa y las lucecitas se elevaron tanto que las tuvo que soltar para no salir volando con ellas. Pronto desaparecieron de su vista.
Al niño le dio miedo que alguien le riñera por haber perdido las luces, así que se metió las manos en los bolsillos y se alejo silbando, por donde había venido o no, no lo sabía, pero es que allí no había caminos.
15 comments:
Sueños de colores...
Navidades felices...
Sobre todo para los niños pobres...
Y también para ti.
Abrazos.-
var?
Me imagino que continuará...
un achuchón!!
Los sueños disfrazan realidades, muchas veces. ¿Habrá encontrado un camino el niño?
... y entonces, como por arte de magia navideña, las luces iluminaron de colores ese mundo blanco donde habitaba el niño, mostrándole un sendero de luz para la esperanza.
Un abrazo
buena!!
No hay nada como recuperar al niño que llevamos dentro, para que todo cambie a nuestro alrededor. Un abrazo...grande.
los caminos de la navidad son inexcrutables!!
Ay madre! que quería un banco y un paraguas para refugiarme de las lucecitas.
Las lucecitas me han atrapado!
Y estoy aprendiendo a silbar!
¿Se puede vivir de sueños todo el año, o solo en navidad?...
¿Se puede vivir de la realidad, o hay realidades que matan?...
La realidad de la pobreza y el sueño de la navidad, casi siempre son incompatibles.....
Siento ponerme triste ,hay demasiada mentira que adorna la navidad...
Besote princesa
Cada uno quiere vivir su sueño.
Cada uno quiere hacer su sueño realidad.
Cada uno quiere que su realidad se parezca a lo que soñaba.
Sea o no navidad
buen relato, niña, buen relato, sí...
Besos
A little touch a kindness,
so hard.
ooooooooooooooo
que monito!!! i que ganicas de achuchar hal ninyo i comprarle un juguetico i ativorrarlo a chuches. jo
vesisss
UN relato de ensueño...
Asi que el niño no tenia reloj...
Hmmm...
;-)
Hola, es un placer entrar a este espacio. Mucha calidez. Te felicito y te invito a que visites el mio donde están consignados mis poemas: www.mandalaspoemas.blogspot.com
Un abrazo desde Barranquilla, Colombia y Feliz Navidad.
Víctor González Solano
Post a Comment